martes, 22 de mayo de 2012

PRÁCTICAS DE LECTURA



¿Qué es leer?
Para iniciar nuestra reflexión sobre las prácticas de lectura, es necesario definir  qué entendemos por LECTURA  “leer es una  actividad compleja, lingüístico - cognitiva, que permite la construcción de significados. Implica comprender. No es decir en voz alta lo que está escrito, sino construir el significado del texto.” [1]
Se habla de  lectura al hacer referencia tanto  a la lectura convencional de un texto como a las diversas aproximaciones que hacen los niños que aún  no leen en el sentido convencional del término..Aún los niños pequeños al leer construyen el sentido del texto, interpretan marcas del texto a partir de sus conocimientos y de sus competencia lingüística, anticipan lo que está escrito mirando las ilustraciones, las tapas, el título, el tamaño de letras, recordando lo que han leído o les han leído antes. Leer es una actividad compleja. La lectura tiene lugar en una situación comunicativa en la que interactúan un escritor, un lector y un mensaje escrito.
“Leer es construir el significado de un texto. Para esto se pone en juego variadas estrategias que van más allá del mero conocimiento de las letras y los sonidos. Cuando un niño afronta una escritura, necesita tener más información que los sonidos de las letras, para poder anticipar, inferir y poner en juego estrategias propias de un acto de lectura.” [2]
“En la construcción del significado desempeña un papel tan importante el texto mismo – su género, formato, características lingüísticas – como los conocimientos que el lector tiene de ellos y del mundo, es decir sus marcos referenciales. Por eso planteamos que leer es un proceso muy complejo, porque pone en juego una enorme cantidad de conocimientos y habilidades que solo pueden adquirirse  a medida que se lee”. [3]
Las investigaciones de Emilia Ferreiro y Ana Teberosky (1979) demostraron que el texto escrito tiene significado aún para los niños que “no leen”, pues ellos saben que lo escrito quiere decir algo. Se pudo comprobar que en un primer momento, lo que dice el texto depende enteramente del contexto, es decir, que el niño interpreta el escrito a partir de los objetos que aparecen en contexto saben que un envase de salsa de tomates, en algún lugar dice TOMATE, en el envase de gaseosa dice COCA COLA o el nombre de un supermercado o su cuento favorito. En un segundo momento sus respuestas comienzan a tomar en consideración la cantidad de grafías del texto, y ellos intentan coordinar los segmentos gráficos con la información que brinda la imagen.  En un tercer momento, empiezan a advertir que para que una secuencia gráfica diga algo, tiene que estar escrita con una letra determinada y no con cualquiera. “Ahí dice MARIPOSA porque empieza con la  MA”.  El bagaje de conocimientos que tiene un niño cuando ingresa a la escuela, en relación con el lenguaje escrito y las prácticas de lectura y escritura dependen de las experiencias extraescolares que haya tenido.
Se hace  necesario  pensar en  posibles intervenciones del docente que posibiliten que los niños puedan avanzar como lectores autónomos y críticos. Las intervenciones  se configuran como forma de participación del docente  con un niño o un grupo.
Por otro lado, compartimos lo que sostiene  Pennac , “el verbo leer, al igual que  amar, soñar no aceptan imperativos.”  Es necesario convertirnos en modelos lectores, esto se traduce en  leer en el aula, las notas que enviamos a los papás, las circulares referidas a invitaciones,  una nota del diario sobre un acontecimiento de la comunidad, etc. Promocionar en la institución la lectura como una actividad valiosa para la vida personal y social.
Quehaceres del lector
 “Se aprende a leer, leyendo (y a escribir escribiendo)” son lemas educativos que han expresado el propósito de instalar las prácticas de lectura y escritura como objeto de enseñanza.  A pesar de su difusión hay poca frecuencia de esta práctica en las aulas. Delia Lerner sostiene que no es suficiente desde la perspectiva del rol docente reconocer que se aprende a leer, leyendo, es imprescindible además esclarecer que es lo que se aprende cuando se lee en clase, cuales son los contenidos que están enseñando y aprendiendo al leer. Al explicitarlos, se hará posible disminuir la incertidumbre que experimentan los docentes ante las perspectivas de dedicar mucho tiempo escolar a ejercer esas prácticas.
Esto supone concebir como contenido fundamental de enseñanza los quehaceres del lector *Los que implican interacciones con otra persona acerca de los textos: comentar o recomendar lo que se ha leído, compartir la lectura, confrontar con otros lectores las interpretaciones generadas por un libro o una noticia, discutir sobre las intenciones implícitas de los titulares de ciertos periódicos. *Entre los más privados: anticipar lo que sigue en el texto, releer un fragmento anterior para verificar lo que se ha comprendido, saltear lo que se entiende o no interesa, identificarse o alejarse del autor. [4]
La diversidad
Una de las palabras a tener en cuenta a la hora de planificar situaciones  de lectura es DIVERSIDAD. Diversidad de propósitos, diversidad de situaciones, diversidad de textos. “Es necesario que la diversidad de lecturas que existe fuera de la escuela entre y se instale en las aulas para permitir   que los niños aprendan en ellas las competencias que la vida cotidiana le va a demandar. Para ello, un primer principio que hay que considerar es el de acordar con los niños un propósito claro para la terea de lectura.” [5]
Diversidad de propósitos
En la escuela deberíamos plantearnos la necesidad de construir con los niños situaciones de lectura  con propósitos claros. Situaciones en las cuales no sólo como docentes, tengamos el propósito de enseñar (siempre lo tenemos) sino también estemos   seguro que los niños tienen un propósito claro para sí. Son ellos lo que pueden dar sentido al propósito de la situación leer. Por ejemplo acuden a los textos buscando respuesta para los problemas que necesitan resolver, tratando de encontrar información para comprender mejor algún aspecto del mundo que es objeto de sus preocupaciones, buscando argumentos para defender una posición con la que están comprometidos o para rebatir otra que consideran peligrosa o injusta, deseando conocer otros modos de vida, identificarse con otros autores y personajes o diferenciarse de ellos, correr otras aventuras, enterarse de otra historias, descubrir otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos sentidos...
Desde esta perspectiva, cada situación de lectura responderá a dos propósitos: didáctico: enseñar ciertos contenidos constitutivos de la práctica social de la lectura con el objeto de que el alumno pueda reutilizarlos en el futuro, en situaciones didácticas. Por otro lado un propósito comunicativo relevante desde la perspectiva actual del alumno” [6]
 “¿Cómo se articulan los propósitos didácticos y los propósitos comunicativos?” Se tiene en cuenta tanto los referidos a la enseñanza y el aprendizaje como los inspirados en la práctica social de la lectura. Esta articulación permite que mientras se desarrolle el propósito comunicativo se va desarrollando los contenidos que los alumnos deberán manejar en el futuro.
“Cuando los niños y los adultos leen con un propósito claro están en condiciones de seleccionar el texto y ajustar las estrategias más adecuadas para comprenderlo. Este propósito puede ser disfrutar, obtener información, seguir instrucciones, comunicar a otros, etc. No se lee porque sí; siempre hay una finalidad. Es necesario preveer diversos propósitos de lectura, tanto  cada año escolar como durante toda la escolaridad.” [7]
Diversidad de situaciones [8]
Leer es plantear situaciones donde tenga sentido que un adulto lector lea a los niños y también desplegar aquellas en las cuales para los niños resulte necesario leer o interpretar por si solos.
Es importante planificar las situaciones y también utilizar las situaciones imprevistas en las que la lectura aparezca como pertinente.
Si enseñar a leer es posibilitar que nuestros niños puedan navegar con placer y adecuación en esa práctica cultural, la lectura en la escuela jamás podrá ser “LA” sino “LAS”. Es necesario que la diversidad de lecturas que existe fuera de la escuela entre y se instale en las aulas para permitir que los niños aprendan en ellas las competencias que la vida cotidiana les va a demandar.
Cuando lo que se pretende es formar lectores críticos, competentes y felices, no es didácticamente adecuado pretender homogeneizar lectores ni lecturas. Si se trata de enseñar a leer, es responsabilidad escolar asegurar que las más amplia gamas de situaciones y textos se presente en las aulas para que los niños tengan todas las oportunidades que necesitan.
Diversidad de textos: [9]
Los niños necesitan conocer desde el inicio de la escolaridad diversos tipos de textos. La experiencia didáctica dejó en evidencia que hay algunos textos recomendables en el inicio de la alfabetización que, debido a sus características textuales y su organización lingüística, favorecen la reflexión sobre el contenido de lo escrito, su función comunicativa y, también, facilitan la reflexión sobre el sistema de escritura.
ü     Textos que resulten ser muy conocidos por los niños: Son aquellos que, caracterizados por su brevedad y su musicalidad, los niños aprenden de memoria.
ü     Textos con presentación gráfica clara y datos identificables: Estos textos tienen la particularidad de ser convencionales y, por ello cada uno tiene rasgos rápidamente  identificables; por ejemplo instructivos, invitaciones, listas, rótulos, cartas y entrevista.
ü     Textos que contienen elementos paratextuales: Para emitir y verificar hipótesis que conduzcan a la comprensión de los textos, se apoyan en los elementos paratextuales.
ü     Soportes con textos de uso cotidiano: Existe una gran variedad de soportes con textos asociados, tales como boletas, facturas, envases, calendarios, pasajes, afiches, propagandas que los niños frecuentan en la vida cotidiana; por esta razón es conveniente leerlos en el aula.

LECTURA MEDIADA
Para acceder al universo de la lectura, es tan importante escuchar leer como leer por sí mismo. En este encuentro nos abocaremos a la propuesta didáctica de lectura mediada y en el próximo nos enmarcaremos en la lectura por sí mismo.
Ana María Kaufman sostiene  que hay diferentes maneras de leer antes de hacerlo convencionalmente; el niño lee a través del maestro “Los chicos de clase media tienen, en este sentido, enormes ventajas frente a los sectores con carencias: han leído en sus casas desde la cuna ¿Por qué se dice que han leído? Porque lo han hecho a través de la voz de sus padres (…) En estos casos, se dice que el niño está leyendo, porque pone en juego dos procesos que le permitirán ser un buen lector en el futuro. Por un lado, el niño construye  el significado del texto cuando el adulto lee en voz alta, pues el que escucha reordena los datos, jerarquiza la información, desecha lo accesorio y destaca lo importante. Por otro lado, el niño se apropia del lenguaje escrito. Conocen cómo son los cuentos, qué vocabularios tienen y qué tipos de fórmulas de inicio  y cierre aparecen en los cuentos tradicionales…” [10]
Cuando el maestro lee, los niños observan su práctica de lectura y descubren “qué tienen adentro los libros (…) El encuentro de los niños con la lectura del maestro posibilita el descubrimiento de que las historias que salen de su boca tienen algo que ver con las marcas oscuras que están impresas en las páginas. Su lectura les da sentido: les muestra a los niños que a partir de ellas se produce lenguaje”[11] “También comprenden que la información registrada en la tapa es diferente de la de la contratapa; que en ciertos libros el maestro se dirige a una página determinada  para buscar información, en lugar de pasar de página en página, así reconocen el índice, que puede estar al principio o al final”[12]. Son numerosos los contenidos que se enseñan cuando “sólo” leemos.
La presencia de los libros, la ubicación frente a ellos, la manipulación, el pasado de las páginas, el retorno al mismo libro, constituyen primitivos aprendizajes lectores. La presencia del libro facilita al acceso de habilidades lectoras que por elementales, pasan inadvertidas.
“La interacción permanente de los niños con los libros es una condición básica para la alfabetización inicial. Es imprescindible que haya una biblioteca en el aula y que la lectura del docente sea una actividad sistemática (…) Es necesario destinar tiempos específicos para que los chicos exploren libremente los materiales  de la biblioteca, conversen libremente sobre lo que están leyendo, se recomienden libros unos a otros, etc. No se espera a que los chicos aprendan a leer por sí mismo para ponerlos en contacto con los títulos que el docente considere interesante. Es imprescindible que escuchen leer y que conozcan el contenido de los textos y las formas que adoptan los discursos escritos” [13]
Si se quiere enseñar a leer, es necesario planificar en forma sistemática muchos momentos en que el docente lee en voz alta para sus alumnos; teniendo siempre presente el propósito de enseñar a leer.
 “El  docente abre espacios de intercambios de opinión sobre lo leído, donde intervienen para que los niños expliciten lo que piensan y sienten. Se propone avanzar sobre la construcción de opiniones como lectores, de justificaciones cada vez más elaboradas y centradas en algún aspecto destacable del texto.” Documento biblioteca.
“¿Qué hacer antes, durante y después de la lectura de cuentos?” [14]
Para compartir la lectura en voz alta en la escuela, los niños tienen que aprender  los comportamientos de un auditorio: estar tranquilos, disponerse a escuchar, esperar para preguntar o comentar y no interrumpir el hilo narrativo.
Estas actitudes no se logran espontáneamente; su enseñanza lleva tiempo y no pocas frustraciones. Es recomendable:
·        Establecer días y horarios fijos para las actividades de lectura
·        Comunicar los días y horarios y registrarlos en el panel de actividades.
·        Planificar: qué se leerá, qué intervenciones se plantearán, cuando; la  organización del aula

Antes de leer
 El docente presenta el texto a leer: título, autor, editorial, ilustrador. Lo que se busca es llamar la atención sobre el libro, es decir, se intente tentar, intrigar, abrir una expectativa. La mayor parte de las veces se empieza a leer y se confía en la magia de la lectura porque “no se fuerza una curiosidad se la despierta” [15]

Durante la lectura
 El docente debe tener algunas reglas
·        Conocer el cuento que va a leer: no lee por primera vez al mismo tiempo con los niños. Si un niño aporta un libro al aula, se elogia su actitud y se indica cuando será leído.
·        Respetar la literalidad del texto: Las palabras del autor no se cambian, aunque sean distantes o difíciles para los niños.
·        Se evita que la situación se transforme en evaluación de la atención.
·        Se releen algunos párrafos para invitar a los chicos a reparar en las formas que se usan en la lengua escrita para contar las historias.

Después de la lectura
·        El comentario entre lectores tiene como propósito esencial incluir paulatinamente a los niños en una comunidad de lectores de literatura; se supone que la mayor parte de los chicos ha seguido el desarrollo de la historia, de modo que se desiste de la renarración oral de lo que todos acaban de escuchar.
·        Se trata de ayudarlos a centrarse sobre aspectos del relato tales como la caracterización de algunos personajes, la motivación de sus acciones, el modo en que el autor dice ciertas cosas que permiten al lector resolver hipótesis.
·        La actividad de lectura suele resultar en sí misma muy intensa. No es necesario extender la actividad sin un propósito.

La lectura en voz alta
“La lectura en la escuela es mediada por el docente, y este papel mediador es necesario. El maestro tiene que plantearse, ante todo, qué textos presentará a los chicos; y en segunda lugar, como preparará el acto de lectura que introducción le dará, qué propósito tendrá, qué buscará y para qué.” [16]
“Durante mucho tiempo se consideró que aprender a leer era leer en voz alta. Las teorías constructivistas sostienen que leer es comprender el texto, de manera que es una actividad que puede hacerse sin hablar.
En cualquier caso, los niños tienen que aprender a leer en voz alta, porque esta es otra actividad de lectura utilizada socialmente. Pero no debería enfrentarse con un texto nuevo, delante de todos sus compañeros, cuando todavía no pueden realizar una lectura fluida. Para aprender a leer en voz alta conviene que los chicos se lleven el texto a su casa, que lo practiquen y que lo conozcan bien antes de leerlo para todos sus compañeros.” [17]
“Es valioso invitar a otros lectores – padres, abuelos, hermanos, otro docentes, alumnos de la escuela, directivos – a realizar sesiones de lectura: Los diversos modos que las personas tienen de leer provocan diferentes sensaciones, ya que la tonalidad, las pausas, el manejo de la voz y las expresiones pueden dar lugar a matices variados en la interpretación. Ampliar las voces de la lectura se convierte en una estrategia sumamente enriquecedora.” [18]
“Aprender a leer no es una tarea que se logra de un día para otro: Para convertir a los niños en buenos lectores, hay que ofrecerles un amplio repertorio de lecturas, para que puedan establecer relaciones y anticipar a través de los datos del paratexto qué información se puede encontrar en el libro; solicitar que busquen información y que sepan dónde buscarla, o elegir, entre varios textos disponibles, alguno; leer y releer para aclarar dificultades.
Al leer un texto a los niños, el maestro modela comportamientos de lector: lee el título; comenta que editorial lo publicó; quién es el ilustrador; lee los datos de la contratapa; relaciona el texto con otros de la misma colección, con otros títulos del autor, o con textos similares; lee el índice (…) El maestro comunica cuál es el propósito: lee para que los chicos conozcan una historia; lee una nota que pegarán luego en el cuaderno de comunicaciones; lee para buscar información específica.” [19]


[1] Rodríguez, María Elena “La  lectura: una actividad compleja.” Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007
[2] Kaufman, Ana María. “La reflexión sobre las prácticas alfabetizadotas” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.  Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[3] Rodríguez, Maria Elena “La lectura una actividad compleja.” Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires. Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[4] Lerner, Delia. Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. Fondo de Cultura Económica. México, 2001.
[5] Kaufman, Ana María (comp.) Letras y números. Alternativas didácticas para Jardín de Infantes y primer ciclo de la EGB. Santillana, Buenos Aires, 2000.
[6] Lerner, Delia. Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. Fondo de Cultura Económica. Mexico 2001.
[7] Kuperman, Cinthia “¿Cómo hacer para que los niños sean buenos lectores?” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[8] Castedo, Mirta; Ana Siro y Molinari, Claudia. Enseñar y aprender a leer. Jardín de infantes y primer ciclo de la educación básica. Novedades Educativas, Buenos Aires, 1999.
[9] Grunfeld, Diana “Enseñar a leer en los inicios de la escolaridad.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[10] Kaufman, Ana María “La reflexión sobre las prácticas alfabetizadotas.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[11] Cuter, María Elena; Lobello, Silvia Graciela y Torres, Mirta Alicia. Aportes para el Desarrollo Curricular. Prácticas del Lenguaje. Leer y escribir en el primer ciclo. Yo leo, tú lees, él lee… Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2001.
[12] Grunfeld, Diana “Enseñar a leer en los inicios de la escolaridad.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[13] Cuter, María Elena “La organización de la tarea y las intervenciones docentes.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[14] Cuter, María Elena “La organización de la tarea y las intervenciones docentes.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[15] Pennac
[16] Rodríguez, María Elena “La lectura una actividad compleja.” Enseñar Lengua en la Esucela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[17] Kaufman, Ana María “La reflexion sobre las prácticas alfabetizadotas.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[18] Grunfeld, Diana “Enseñar a leer en los inicios de la escolaridad.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[19] Kuperman, Cinthia “¿Cómo hacer para que los niños sean buenos lectores?” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria. Buenos Aires: Tinta fresca, (Serie Respuestas), 2007.

1 comentario:

  1. La reflexión sobre las prácticas alfabetizadoras
    A Kaufman - Enseñar lengua en la escuela primaria, 2007

    ResponderEliminar