¿Qué
es leer?
Para iniciar
nuestra reflexión sobre las prácticas de lectura, es necesario definir qué entendemos por LECTURA “leer es una
actividad compleja, lingüístico - cognitiva, que permite la construcción
de significados. Implica comprender. No es decir en voz alta lo que está
escrito, sino construir el significado del texto.” [1]
Se habla de lectura al hacer referencia tanto a la lectura convencional de un texto como a
las diversas aproximaciones que hacen los niños que aún no leen en el sentido convencional del término..Aún los niños pequeños al
leer construyen el sentido del texto, interpretan marcas del texto a partir de
sus conocimientos y de sus competencia lingüística, anticipan lo que está
escrito mirando las ilustraciones, las tapas, el título, el tamaño de letras,
recordando lo que han leído o les han leído antes. Leer es una actividad
compleja. La lectura tiene lugar en una situación comunicativa en la que
interactúan un escritor, un lector y un mensaje escrito.
“Leer es construir el significado de un
texto. Para esto se pone en juego variadas estrategias que van más allá del
mero conocimiento de las letras y los sonidos. Cuando un niño afronta una
escritura, necesita tener más información que los sonidos de las letras, para
poder anticipar, inferir y poner en juego estrategias propias de un acto de
lectura.” [2]
“En la construcción
del significado desempeña un papel tan importante el texto mismo – su género,
formato, características lingüísticas – como los conocimientos que el lector
tiene de ellos y del mundo, es decir sus marcos referenciales. Por eso
planteamos que leer es un proceso muy complejo, porque pone en juego una enorme
cantidad de conocimientos y habilidades que solo pueden adquirirse a medida que se lee”. [3]
Las investigaciones
de Emilia Ferreiro y Ana Teberosky (1979) demostraron que el texto escrito
tiene significado aún para los niños que “no leen”, pues ellos saben que lo
escrito quiere decir algo. Se pudo comprobar que en un primer momento, lo que dice el texto depende enteramente del
contexto, es decir, que el niño interpreta el escrito a partir de los objetos
que aparecen en contexto saben que un envase de salsa de tomates, en algún
lugar dice TOMATE, en el envase de gaseosa dice COCA COLA o el nombre de un
supermercado o su cuento favorito. En un
segundo momento sus respuestas comienzan a tomar en consideración la
cantidad de grafías del texto, y ellos intentan coordinar los segmentos
gráficos con la información que brinda la imagen. En un tercer momento, empiezan a advertir que para que una
secuencia gráfica diga algo, tiene que estar escrita con una letra determinada
y no con cualquiera. “Ahí dice MARIPOSA porque empieza con la MA ”. El bagaje de conocimientos que tiene un niño
cuando ingresa a la escuela, en relación con el lenguaje escrito y las
prácticas de lectura y escritura dependen de las experiencias extraescolares
que haya tenido.
Se hace necesario
pensar en posibles intervenciones
del docente que posibiliten que los niños puedan avanzar como lectores
autónomos y críticos. Las intervenciones se configuran como forma de participación del
docente con un niño o un grupo.
Por otro lado, compartimos
lo que sostiene Pennac , “el verbo leer,
al igual que amar, soñar no aceptan
imperativos.” Es necesario convertirnos
en modelos lectores, esto se traduce en
leer en el aula, las notas que enviamos a los papás, las circulares
referidas a invitaciones, una nota del
diario sobre un acontecimiento de la comunidad, etc. Promocionar en la
institución la lectura como una actividad valiosa para la vida personal y
social.
Quehaceres
del lector
“Se aprende a leer, leyendo (y a escribir
escribiendo)” son lemas educativos que han expresado el propósito de instalar
las prácticas de lectura y escritura como objeto de enseñanza. A pesar de su difusión hay poca frecuencia de
esta práctica en las aulas. Delia Lerner sostiene que no es suficiente desde la
perspectiva del rol docente reconocer que se aprende a leer, leyendo, es imprescindible además esclarecer que es
lo que se aprende cuando se lee en clase, cuales son los contenidos que están
enseñando y aprendiendo al leer. Al explicitarlos, se hará posible
disminuir la incertidumbre que experimentan los docentes ante las perspectivas
de dedicar mucho tiempo escolar a ejercer esas prácticas.
Esto supone
concebir como contenido fundamental de enseñanza los quehaceres del lector *Los que implican interacciones con otra
persona acerca de los textos: comentar o recomendar lo que se ha leído,
compartir la lectura, confrontar con otros lectores las interpretaciones
generadas por un libro o una noticia, discutir sobre las intenciones implícitas
de los titulares de ciertos periódicos. *Entre
los más privados: anticipar lo que sigue en el texto, releer un
fragmento anterior para verificar lo que se ha comprendido, saltear lo que se
entiende o no interesa, identificarse o alejarse del autor. [4]
La
diversidad
Una de las palabras
a tener en cuenta a la hora de planificar situaciones de lectura es DIVERSIDAD. Diversidad de
propósitos, diversidad de situaciones, diversidad de textos. “Es necesario que
la diversidad de lecturas que existe fuera de la escuela entre y se instale en
las aulas para permitir que los niños
aprendan en ellas las competencias que la vida cotidiana le va a demandar. Para
ello, un primer principio que hay que considerar es el de acordar con los niños
un propósito claro para la terea de lectura.” [5]
Diversidad de propósitos
En la escuela
deberíamos plantearnos la necesidad de construir con los niños situaciones de
lectura con propósitos claros.
Situaciones en las cuales no sólo como docentes, tengamos el propósito de
enseñar (siempre lo tenemos) sino también estemos seguro que
los niños tienen un propósito claro para sí. Son ellos lo que pueden dar
sentido al propósito de la situación leer. Por ejemplo acuden a los textos
buscando respuesta para los problemas que necesitan resolver, tratando de
encontrar información para comprender mejor algún aspecto del mundo que es
objeto de sus preocupaciones, buscando argumentos para defender una posición
con la que están comprometidos o para rebatir otra que consideran peligrosa o
injusta, deseando conocer otros modos de vida, identificarse con otros autores
y personajes o diferenciarse de ellos, correr otras aventuras, enterarse de
otra historias, descubrir otras formas de utilizar el lenguaje para crear
nuevos sentidos...
Desde esta
perspectiva, cada situación de lectura responderá a dos propósitos: didáctico:
enseñar ciertos contenidos constitutivos de la práctica social de la lectura
con el objeto de que el alumno pueda reutilizarlos en el futuro, en situaciones
didácticas. Por otro lado un propósito comunicativo relevante desde la
perspectiva actual del alumno” [6]
“¿Cómo se articulan los propósitos didácticos
y los propósitos comunicativos?” Se tiene en cuenta tanto los referidos a la
enseñanza y el aprendizaje como los inspirados en la práctica social de la
lectura. Esta articulación permite que mientras se desarrolle el propósito
comunicativo se va desarrollando los contenidos que los alumnos deberán manejar
en el futuro.
“Cuando los niños y
los adultos leen con un propósito claro están en condiciones de seleccionar el
texto y ajustar las estrategias más adecuadas para comprenderlo. Este propósito
puede ser disfrutar, obtener información, seguir instrucciones, comunicar a
otros, etc. No se lee porque sí; siempre hay una finalidad. Es necesario
preveer diversos propósitos de lectura, tanto
cada año escolar como durante toda la escolaridad.” [7]
Leer es plantear
situaciones donde tenga sentido que un adulto lector lea a los niños y también
desplegar aquellas en las cuales para los niños resulte necesario leer o
interpretar por si solos.
Es importante
planificar las situaciones y también utilizar las situaciones imprevistas en
las que la lectura aparezca como pertinente.
Si enseñar a leer
es posibilitar que nuestros niños puedan navegar con placer y adecuación en esa
práctica cultural, la lectura en la escuela jamás podrá ser “LA” sino “LAS”. Es
necesario que la diversidad de lecturas que existe fuera de la escuela entre y
se instale en las aulas para permitir que los niños aprendan en ellas las
competencias que la vida cotidiana les va a demandar.
Cuando lo que se
pretende es formar lectores críticos, competentes y felices, no es
didácticamente adecuado pretender homogeneizar lectores ni lecturas. Si se
trata de enseñar a leer, es responsabilidad escolar asegurar que las más amplia
gamas de situaciones y textos se presente en las aulas para que los niños
tengan todas las oportunidades que necesitan.
Diversidad de textos: [9]
Los niños necesitan
conocer desde el inicio de la escolaridad diversos tipos de textos. La
experiencia didáctica dejó en evidencia que hay algunos textos recomendables en
el inicio de la alfabetización que, debido a sus características textuales y su
organización lingüística, favorecen la reflexión sobre el contenido de lo
escrito, su función comunicativa y, también, facilitan la reflexión sobre el
sistema de escritura.
ü Textos que resulten
ser muy conocidos por los niños: Son aquellos que, caracterizados por su
brevedad y su musicalidad, los niños aprenden de memoria.
ü Textos con
presentación gráfica clara y datos identificables: Estos textos tienen la
particularidad de ser convencionales y, por ello cada uno tiene rasgos
rápidamente identificables; por ejemplo
instructivos, invitaciones, listas, rótulos, cartas y entrevista.
ü Textos que contienen
elementos paratextuales: Para emitir y verificar hipótesis que conduzcan a la
comprensión de los textos, se apoyan en los elementos paratextuales.
ü Soportes con textos
de uso cotidiano: Existe una gran variedad de soportes con textos asociados,
tales como boletas, facturas, envases, calendarios, pasajes, afiches, propagandas
que los niños frecuentan en la vida cotidiana; por esta razón es conveniente
leerlos en el aula.
LECTURA
MEDIADA
Para acceder al
universo de la lectura, es tan importante escuchar leer como leer por sí mismo.
En este encuentro nos abocaremos a la propuesta didáctica de lectura mediada y en el próximo nos
enmarcaremos en la lectura por sí mismo.
Ana María Kaufman
sostiene que hay diferentes maneras de
leer antes de hacerlo convencionalmente; el niño lee a través del maestro “Los
chicos de clase media tienen, en este sentido, enormes ventajas frente a los
sectores con carencias: han leído en sus casas desde la cuna ¿Por qué se dice
que han leído? Porque lo han hecho a través de la voz de sus padres (…) En
estos casos, se dice que el niño está leyendo, porque pone en juego dos
procesos que le permitirán ser un buen lector en el futuro. Por un lado, el niño construye el significado del texto cuando el adulto lee
en voz alta, pues el que escucha reordena los datos, jerarquiza la información,
desecha lo accesorio y destaca lo importante. Por otro lado, el niño se apropia
del lenguaje escrito. Conocen cómo son los cuentos, qué vocabularios tienen y
qué tipos de fórmulas de inicio y cierre
aparecen en los cuentos tradicionales…” [10]
Cuando el maestro
lee, los niños observan su práctica de lectura y descubren “qué tienen adentro
los libros (…) El encuentro de los niños con la lectura del maestro posibilita
el descubrimiento de que las historias que salen de su boca tienen algo que ver
con las marcas oscuras que están impresas en las páginas. Su lectura les da
sentido: les muestra a los niños que a partir de ellas se produce lenguaje”[11]
“También comprenden que la información registrada en la tapa es diferente de la
de la contratapa; que en ciertos libros el maestro se dirige a una página
determinada para buscar información, en
lugar de pasar de página en página, así reconocen el índice, que puede estar al
principio o al final”[12].
Son numerosos los contenidos que se enseñan cuando “sólo” leemos.
La presencia de los
libros, la ubicación frente a ellos, la manipulación, el pasado de las páginas,
el retorno al mismo libro, constituyen primitivos aprendizajes lectores. La
presencia del libro facilita al acceso de habilidades lectoras que por
elementales, pasan inadvertidas.
“La interacción
permanente de los niños con los libros es una condición básica para la
alfabetización inicial. Es imprescindible que haya una biblioteca en el aula y
que la lectura del docente sea una actividad sistemática (…) Es necesario
destinar tiempos específicos para que los chicos exploren libremente los
materiales de la biblioteca, conversen
libremente sobre lo que están leyendo, se recomienden libros unos a otros, etc.
No se espera a que los chicos aprendan a leer por sí mismo para ponerlos en
contacto con los títulos que el docente considere interesante. Es
imprescindible que escuchen leer y que conozcan el contenido de los textos y
las formas que adoptan los discursos escritos” [13]
Si se quiere
enseñar a leer, es necesario planificar en forma sistemática muchos momentos en
que el docente lee en voz alta para sus alumnos; teniendo siempre presente el
propósito de enseñar a leer.
“El docente abre espacios de intercambios de
opinión sobre lo leído, donde intervienen para que los niños expliciten lo que
piensan y sienten. Se propone avanzar sobre la construcción de opiniones como
lectores, de justificaciones cada vez más elaboradas y centradas en algún
aspecto destacable del texto.” Documento biblioteca.
“¿Qué hacer antes, durante y después de la lectura de
cuentos?” [14]
Para compartir la
lectura en voz alta en la escuela, los niños tienen que aprender los comportamientos de un auditorio: estar
tranquilos, disponerse a escuchar, esperar para preguntar o comentar y no
interrumpir el hilo narrativo.
Estas actitudes no
se logran espontáneamente; su enseñanza lleva tiempo y no pocas frustraciones.
Es recomendable:
·
Establecer días y horarios fijos para las actividades de
lectura
·
Comunicar los días y horarios y registrarlos en el panel de
actividades.
·
Planificar: qué se leerá, qué intervenciones se plantearán,
cuando; la organización del aula
Antes
de leer
El docente presenta
el texto a leer: título, autor, editorial, ilustrador. Lo que se busca es
llamar la atención sobre el libro, es decir, se intente tentar, intrigar, abrir
una expectativa. La mayor parte de las veces se empieza a leer y se confía en
la magia de la lectura porque “no se fuerza una curiosidad se la despierta” [15]
Durante
la lectura
El docente debe tener algunas reglas
·
Conocer el cuento
que va a leer: no lee por primera vez al mismo tiempo con los niños. Si un
niño aporta un libro al aula, se elogia su actitud y se indica cuando será
leído.
·
Respetar la
literalidad del texto: Las palabras del autor no se cambian, aunque sean
distantes o difíciles para los niños.
·
Se evita que la
situación se transforme en evaluación de la atención.
·
Se releen algunos
párrafos para invitar a los chicos a reparar en las formas que se usan en la
lengua escrita para contar las historias.
Después
de la lectura
·
El comentario entre lectores tiene como propósito esencial
incluir paulatinamente a los niños en una comunidad de lectores de literatura;
se supone que la mayor parte de los chicos ha seguido el desarrollo de la
historia, de modo que se desiste de la renarración oral de lo que todos acaban
de escuchar.
·
Se trata de ayudarlos a centrarse sobre aspectos del relato
tales como la caracterización de algunos personajes, la motivación de sus
acciones, el modo en que el autor dice ciertas cosas que permiten al lector
resolver hipótesis.
·
La actividad de lectura suele resultar en sí misma muy
intensa. No es necesario extender la actividad sin un propósito.
La lectura en voz alta
“La lectura en la
escuela es mediada por el docente, y este papel mediador es necesario. El
maestro tiene que plantearse, ante todo, qué textos presentará a los chicos; y
en segunda lugar, como preparará el acto de lectura que introducción le dará,
qué propósito tendrá, qué buscará y para qué.” [16]
“Durante mucho
tiempo se consideró que aprender a leer era leer en voz alta. Las teorías
constructivistas sostienen que leer es comprender el texto, de manera que es
una actividad que puede hacerse sin hablar.
En cualquier caso,
los niños tienen que aprender a leer en voz alta, porque esta es otra actividad
de lectura utilizada socialmente. Pero no debería enfrentarse con un texto
nuevo, delante de todos sus compañeros, cuando todavía no pueden realizar una
lectura fluida. Para aprender a leer en voz alta conviene que los chicos se
lleven el texto a su casa, que lo practiquen y que lo conozcan bien antes de
leerlo para todos sus compañeros.” [17]
“Es valioso invitar
a otros lectores – padres, abuelos, hermanos, otro docentes, alumnos de la
escuela, directivos – a realizar sesiones de lectura: Los diversos modos que
las personas tienen de leer provocan diferentes sensaciones, ya que la
tonalidad, las pausas, el manejo de la voz y las expresiones pueden dar lugar a
matices variados en la interpretación. Ampliar las voces de la lectura se
convierte en una estrategia sumamente enriquecedora.” [18]
“Aprender a leer no
es una tarea que se logra de un día para otro: Para convertir a los niños en
buenos lectores, hay que ofrecerles un amplio repertorio de lecturas, para que
puedan establecer relaciones y anticipar a través de los datos del paratexto
qué información se puede encontrar en el libro; solicitar que busquen
información y que sepan dónde buscarla, o elegir, entre varios textos
disponibles, alguno; leer y releer para aclarar dificultades.
Al leer un texto a
los niños, el maestro modela comportamientos de lector: lee el título; comenta
que editorial lo publicó; quién es el ilustrador; lee los datos de la
contratapa; relaciona el texto con otros de la misma colección, con otros
títulos del autor, o con textos similares; lee el índice (…) El maestro
comunica cuál es el propósito: lee para que los chicos conozcan una historia;
lee una nota que pegarán luego en el cuaderno de comunicaciones; lee para
buscar información específica.” [19]
[1]
Rodríguez, María Elena “La lectura: una
actividad compleja.” Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007
[2]
Kaufman, Ana María. “La reflexión sobre las prácticas alfabetizadotas” En Enseñar
Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie
Respuestas), 2007.
[3]
Rodríguez, Maria Elena “La lectura una actividad compleja.” Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires. Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[4]
Lerner, Delia. Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo
necesario. Fondo de Cultura Económica. México, 2001.
[5]
Kaufman, Ana María (comp.) Letras y números. Alternativas didácticas para
Jardín de Infantes y primer ciclo de la EGB. Santillana , Buenos Aires,
2000.
[6]
Lerner, Delia. Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo
necesario. Fondo de Cultura Económica. Mexico 2001.
[7]
Kuperman, Cinthia “¿Cómo hacer para que los niños sean buenos lectores?” En Enseñar
Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[8]
Castedo, Mirta; Ana Siro y Molinari, Claudia. Enseñar y aprender a leer. Jardín
de infantes y primer ciclo de la educación básica. Novedades Educativas, Buenos
Aires, 1999.
[9]
Grunfeld, Diana “Enseñar a leer en los inicios de la escolaridad.” En Enseñar
Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[10]
Kaufman, Ana María “La reflexión sobre las prácticas alfabetizadotas.” En
Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[11]
Cuter, María Elena; Lobello, Silvia Graciela y Torres, Mirta Alicia. Aportes
para el Desarrollo Curricular. Prácticas del Lenguaje. Leer y escribir en el
primer ciclo. Yo leo, tú lees, él lee… Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, 2001.
[12]
Grunfeld, Diana “Enseñar a leer en los inicios de la escolaridad.” En Enseñar
Lengua en la Escuela
Primaria. Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas),
2007.
[13]
Cuter, María Elena “La organización de la tarea y las intervenciones docentes.”
En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[14] Cuter,
María Elena “La organización de la tarea y las intervenciones docentes.” En
Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[15]
Pennac
[16]
Rodríguez, María Elena “La lectura una actividad compleja.” Enseñar Lengua en la Esucela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[17]
Kaufman, Ana María “La reflexion sobre las prácticas alfabetizadotas.” En
Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[18] Grunfeld,
Diana “Enseñar a leer en los inicios de la escolaridad.” En Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta Fresca, (Serie Respuestas), 2007.
[19]
Kuperman, Cinthia “¿Cómo hacer para que los niños sean buenos lectores?” En
Enseñar Lengua en la Escuela Primaria.
Buenos Aires: Tinta fresca, (Serie Respuestas), 2007.
La reflexión sobre las prácticas alfabetizadoras
ResponderEliminarA Kaufman - Enseñar lengua en la escuela primaria, 2007